Ciclos

Cuando empezaba a confiar, es cuando más erré. Cuando más creía menos verdad era.
Mi príncipe encantado, fue, sus manos fueron, su aliento no.
Mi vida encandilada, el alma inflamada, el cuerpo en llamas y el corazón alborotado, mi sentir tan sano e inmaculado. Mi ser completo, todo fue para ti, entregado como ofrenda en el altar.
No suficiente con beber de mí, me lastimas, como lastimas vida mía.
Abandonar la ternura imaginada, nada más por mi afiebrado ser, provocar olvido, permitir el perdón. Más con amargo tesón trato de aliviar la angustia atrapada en los huesos y no me es aceptado relegar pestilentes tumores.
El andar pesado, y la obligada mansedumbre me detiene, me derrumbo, me congelo.
Debo devolverlo todo, debo quedar desnuda otra vez, debo deshacerme de la admiración pre púber.
Volverás?, promete que lo harás.

Espérame

Como lo imposible que asoma por el borde de la cama, eso que acentúa la noche, las soledades.
Como mata la distancia, pero mata aún peor la mentira, grotesca, fría, maldita. No fue desamor, fue mentira. Me conté una y mil historias, las que me contabas tú, las que me hacías vivir cada día, por los cuentos respiraba……
Nada de eso es lo tremendo, lo de verdad espantoso, es darse cuenta del ser que uno es, ingenuidad infantil que asoma en mujer, me creía mujer entera y era en realidad media mujer, en vías de desarrollo, y me parece disculparme, por los años de encierro, que fueron mortales a mi entendimiento y la capacidad de defensa quedo inhabilitada. Saliendo de la cárcel, me encuentro con este aterrador mundillo, lleno de monstruos sin alma. ¿Eras de esos?, no lo vi, no te vi. Sólo me vi feliz.
Espérame, por que en la oscuridad rondaré por tu conciencia día a día, para siempre amor mío, para siempre. Espérame desnudo.