Maria Sabina
(Fragmento de obra teatral “María Sabina” de Camilo José Cela, 1965)
Soy una mujer que llora
Soy una mujer que escupe
Soy la mujer que mea
Soy una mujer que ya no da leche
Soy una mujer que habla
Soy una mujer que grita
Soy la mujer que vomita
Soy una mujer asquerosa pero sé luchar contra la muerte y contra las yerbas que crían el veneno
Soy una mujer que da la vida
Soy una mujer que ya no pare
Soy una mujer que flota sobre las aguas
Soy una mujer que vuela por los aires
Soy una mujer del aire
Soy una mujer que bebe el humo
Soy una mujer que bebe la sangre de los corderos
Soy una mujer que bebe la sangre de los muertos
Soy una mujer que bebe la sangre del león
Soy una mujer que bebe la sangre de los niños
Soy una mujer que bebe la sangre de los mozos
Soy una mujer que bebe el humo
Soy una mujer que bebe el humo
Soy una mujer que bebe el humo
Soy una mujer de luz
Soy una mujer que anda sola
Soy una mujer que anda sola
Soy una mujer derribada
Soy una mujer pura
Soy una mujer hambrienta y sedienta
Soy una mujer sin memoria
Soy una mujer de trapo
Soy una mujer que no miente
Soy una mujer que tampoco miente
Soy una mujer metida en un baúl estrecho
Soy una mujer que come flores
Soy una mujer que come peces vivos y saltamontes
Soy una mujer capaz de pasar hambres
Soy una mujer que pasa hambres
Soy una mujer que pasa muchas hambres
Soy una mujer que no recuerda haber comido jamás
Soy una mujer a la que cocieron en chocolate
Soy una mujer calva
Soy una mujer a la que dejaron calva rociándole la cabeza con chocolate
Soy una mujer sin lengua
Soy una mujer de palo
Soy una mujer con ojos que ni miran ni brillan
Soy una mujer que ve en la tiniebla
Soy una mujer que palpa la gota de rocío posada sobre la yerba
Soy una mujer a la que asesinó el marido hace ya muchos años
Soy una mujer que murió en la cárcel porqué fue acusada de haber asesinado a su marido
Soy una mujer que efectivamente asesinó a su marido
Soy una mujer valerosa y que no tiembla
Soy una mujer que duerme sola
Soy una mujer de arena
Soy una mujer que vela eternamente
Soy una mujer que tiene un agujero en la garganta
Soy una mujer que mastica lacre ardiendo
Soy una mujer de carne ruin
Soy una mujer que tiene molleja de gallina
Soy una mujer de plumas de gallina
Soy una mujer hecha de polvo y vino aguado
Soy una mujer que sueña mientras la atropella el hombre
Soy una mujer que siempre vuelve a ser atropellada
Soy una mujer que no tiene fuerza para levantar una aguja
Soy una mujer condenada a muerte
Soy una mujer de inclinaciones sencillas
Soy una mujer que cría víboras y gorriones en el escote
Soy una mujer que cría salamandras y helechos en el sobaco
Soy una mujer que cría musgo en el pecho y en el vientre
Soy una mujer a la que nadie besó jamás con entusiasmo
Soy una mujer que esconde pistolas y rifles en las arrugas de la nuca
Soy una mujer que no tiene dientes
Soy una mujer con dos filas de dientes
Soy una mujer con tres filas de dientes
Soy una mujer a la que nacen dientes en el paladar
Soy una mujer que come tierra
Soy una mujer que se cura las llagas con tierra
Soy una mujer que no salta con alegría por encima de los tejados
Soy una mujer sin pezones
Soy una mujer con seis tetas como las perras
Soy una mujer a la que enterraron viva
Soy una mujer que gozó al ser enterrada viva
Soy una mujer que bebe el semen del padre en la flor de la mandrágora
Soy una mujer que fuma yerbas aromáticas en una pipa hecha de vértebras de mártir desangrado
Soy una mujer casi ciega
Soy una mujer casi sorda
Soy una mujer casi muda y paralítica
Soy una mujer que ronda los urinarios y los desmontes
Soy una mujer a la que canta el vientre
Soy una mujer que ignora el pecado
Soy una mujer que se desnuda y se viste con libertad
Soy una mujer que ríe sin motivo
Soy una mujer fiel
Soy una mujer respetuosa
Soy una mujer indecente
Soy una mujer que cría ranas y culebras de agua en el lavabo
Soy una mujer envuelta en un sudario de colores
Soy una mujer con las uñas quebradizas
Soy una mujer que se está quedando sin uñas
Soy una mujer que ya ni recuerda cuando perdió las uñas
Soy una mujer que no sabe solfeo
Soy una mujer que alimenta pulgas por caridad
Soy una mujer de aliento fétido
Soy una mujer gorda y poco sana
Soy una mujer a la que cosieron el sexo y el ano
Soy una mujer a la que nadie mira de frente
Soy una mujer que se cobija donde puede, por ejemplo bajo los puentes o en la cama de los leprosos
Soy una mujer que ama el fuego
Soy una mujer que lleva el fuego de un lado para otro
Soy una mujer incapaz de escupir fuego
Casi soy incapaz yo, de más, después de conocer a María Sabina.
Cela, ha podido verter en letras, no sólo lo que fue esta mujer, sino el sentir de muchas. Mujeres ancestrales, misteriosas, repletas de femineidad y misterio. Mujeres de tomo y lomo, dignas de honores. Lobas. Brujas. Sabias. María Sabina, pobre y enferma, sanadora, descansaras hoy en quienes ya conocías por miles de años.
Insto a investigar sobre esta mujer mexicana universal. Sobre los hongos, sólo puedo mencionar que siempre tratados con desdén por venenosos, han sido fuente inspiradora de artistas, literatos y filósofos. Se debe tener exceso de cuidado con ellos, habiendo hoy en día un número reducido de personas que pueden dar “la receta” para un viaje perfecto. (ver Muscaria)
Un enigma por descubrir o bien un enigma que guardarán las tumbas de aquellos que han tenido el valor de ir más allá de la mano de la naturaleza.
María Sabina recubre mi espíritu de luz.