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miércoles, mayo 28, 2008

Ciclos

Cuando empezaba a confiar, es cuando más erré. Cuando más creía menos verdad era.
Mi príncipe encantado, fue, sus manos fueron, su aliento no.
Mi vida encandilada, el alma inflamada, el cuerpo en llamas y el corazón alborotado, mi sentir tan sano e inmaculado. Mi ser completo, todo fue para ti, entregado como ofrenda en el altar.
No suficiente con beber de mí, me lastimas, como lastimas vida mía.
Abandonar la ternura imaginada, nada más por mi afiebrado ser, provocar olvido, permitir el perdón. Más con amargo tesón trato de aliviar la angustia atrapada en los huesos y no me es aceptado relegar pestilentes tumores.
El andar pesado, y la obligada mansedumbre me detiene, me derrumbo, me congelo.
Debo devolverlo todo, debo quedar desnuda otra vez, debo deshacerme de la admiración pre púber.
Volverás?, promete que lo harás.

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