El valor de los sentimientos

Me pregunto de qué manera los otros establecen su valoración en cuanto a los sentimientos de los demás. Es mi pregunta del día.

Me parece que la violencia tan presente en este siglo se hace un lugar en el alma de las personas, o en su gran mayoría, y les hace ser verdaderos muertos vivientes, zombies, (creo que lo mencioné antes). Seres descarnados sin el menor problema de hacer daño gratuitamente a quien se les pone por delante, seres de ojos vacíos.
Me parece que es la falta de un Dios esperanzador, el creer el algo, en tener fe, en creer en la nobleza del alma del ser humano, ¿ justamente lo que nos diferencia de los animales?.
Como decía mi cura Martín: “eres una joven intolerante”. Creo, sigo siéndolo, tuve tantas prolongadas conversaciones con el en asoleadas tardes, en que yo discutía todo, era tan joven e ingenua. Sin embargo, el me permitía esos exabruptos sólo por que veía mi fe, pero el, sin salirse de sus cánones católicos siempre quiso encerrarme en su religión. Lo amaba y tampoco lo toleraba, a pesar de toda su bondad, y el bien lo sabía.
La vida ha ido enseñándome, muy lento de verdad, mi vida ha sido más bien plana, libre de grandes sufrimientos y desastres. Pero mi intolerancia a la falta de respeto no ha cambiado, aún más, ha aumentado, creo que la falta de respeto invade los espacios, generalmente sagrados. Creo que es el peor defecto que pueda tener una persona.
Y la falta de respeto apunta directamente a lo más profundo del ser, los sentimientos. Debe ser eso lo que me descompone, que el prójimo egoístamente, se dé el derecho a pisotear nuestros más profundos sentimientos, nuestras creencias y nuestros valores. La falta de Dios, el respeto por la creación sagrada.