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miércoles, marzo 19, 2014

Los perros de la vecina y el control de la rabia

Así como las municipalidades algunas veces, en un intento de caerles bien a los conciudadanos, hacen una campaña de vacunación contra la rabia en perros, los consultorios deberían hacer lo mismo con las gentes.

Se me ocurre esa idea, desde que es verano y abro todas mis ventanas para dormir con el arrullo caluroso del clima. El silencio sólo se quiebra cuando los perros de la vecina se ponen a ladrar, agudos los cuatro.

Primero espero que callen, luego asomada a la ventana los hago callar, vuelvo a la cama, pero el silencio de la noche dura sólo unos minutos, los suficientes para casi caer en el sueño y otra vez los perros. Me vuelvo a asomar, se callan y se repite la situación tres veces. A la cuarta me levanto, bajo las escaleras, salgo al patio tomo la manguera y mientras ladran los manguereo de lo lindo, sonrío a oscuras.

Empapados corren a su casa. Total es verano.

Con esto ya puedo sumergirme nuevamente en el profundo silencio mientras pienso en la rabia, y me parece que una buena forma de canalizarla es a través del agua, quizás por eso es que de niños los padres nos sumergieron la cabeza en un lavatorio con agua o nos metieron a la ducha fría. Quizás por eso se dice " hay que ponerle paño frío"......... 

El acto de empapar los perros controló mi rabia, es mejor que quebrar los vidrios del vecindario, o pensar en llamar a la autoridad, o ponerme a gritar como loca para que callaran.

Total es verano.

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